Mindfulness
y Compasión

MINDFUL SELF-COMPASSION (MSC) es un programa de 8 semanas basado en Mindfulness y en el entrenamiento de la Autocompasión, creado por la Dra. Kristin Neff y el Dr. Christopher Germer.
La Dra. Kristin Neff es profersora en la Universidad de Texas en Austin y Cofundadora junto con el Dr. Christopher Germer profesor en Harvard del CENTER FOR MINDFUL SELF-COMPASSION
 

Neff es pionera en el campo de la investigación en Autocompasión, creando una escala para medir el constructor hace casi 20 años. Señala que es fundamental distinguir la autocompasión de, la pena, la lástima, la conmiseración, tristeza porque la pena, la lastima…. por uno mismo no es saludable y sin embargo la autocompasión sí lo es. La autocompasión tiene 3 elementos: por una parte se trata de ofrecernos comprensión y apoyo, pero también hay otros 2 componentes como son: un sentido de Humanidad Compartida y la Atención Plena. La idea es sentir que otras personas también sufren, que no somos los únicos, que hay una experiencia humana común. Además, la autocompasión incluye la práctica del Mindfulness o Atención Plena, de estar en el presente y ver las cosas como son, sin ignorarlas, pero sin las exigencias que causa una mente que constantemente rumia.

Germer es doctor en Psicología y profesor en Harvard y fundador del Instituto de Meditación y Psicoterapia. “Para transformar las emociones difíciles, no hace falta zambullirse de cabeza en ellas, sólo necesitamos tocarlas con compasión” y quizá la forma más fácil es simplemente etiquetar la emoción con atención bondadosa y amable en vez de preocupada, la emoción parece perder su aguijón. Los estudios, por imágenes del cerebro, han demostrado también cómo el etiquetado reduce la respuesta de miedo de la amígdala, una zona del cerebro que dispara las señales de peligro.

Lo que estamos cultivando es una nueva relación con lo que nos enferma. Una relación caracterizada por la conciencia, momento a momento (Mindfulness) y una actitud amable y de aceptación (Compasión). Esta relación no intenta “quitar” o “reducir” los malos sentimientos o emociones, sino más bien vivir en forma segura y pacíficamente “en medio” de lo que nos está molestando.

La paradoja es:  “Practicamos la Compasión atenta hacia nosotros no porque queremos sentirnos mejor, sino porque nos sentimos mal”. La compasión, transforma nuestras emociones, pero sentirse bien es un producto secundario de la compasión. Y, la auto-compasión es “darnos a nosotros mismos el mismo cuidado, consuelo y serenidad que de forma natural hacemos llegar a quienes queremos cuando están sufriendo, cuando fracasan o cuando se sienten inadecuados.